sábado, 1 de noviembre de 2014

Capítulo 1.

La imagen que me devolvía el espejo era siniestra y aterradora, hasta el punto de darme pena de mí misma. Unas ojeras pronunciadas marcaban mi rostro haciendo que mis ojos se volvieran profundos; pero no profundos de sinceros, sino profundos de no haber dormido en meses. Mi piel se había vuelto más pálida de lo normal y el pelo caía laceo sobre mis hombros sin una forma definida. Hacía tiempo que había dejado de importarme mi aspecto. Hacía tiempo que todo había dejado de cobrar sentido. Había perdido el apetito y mi peso había reducido un par de tallas. Cuando pasaba por la calle, con mis gafas de sol y la capucha de la sudadera tapándome hasta la nariz, la gente se volvía para mirar a  aquel extraño ser, pero todo me daba lo mismo.
  Debía de dar gracias a lo que era, de no haber sido por ello, ya habría estado  enterrada bajo tierra, aunque eso y vivir aterrada y en una espiral de desesperación constante… escogía lo primero.
  Las cosas habían cambiado mucho en los últimos meses. Betsi había conseguido graduarse a duras penas pero había decidido no ir a la universidad a pesar de que yo le había insistido en ello. La pobre tampoco lo estaba pasando nada bien. Sus padres no sospechaban nada de su nueva vida, pero aun así ella me había dicho que los notaba distantes, hasta el punto de mudarse a la ciudad. En teoría ella debería haberse ido con ellos, pero decidió que lo mejor era quedarse a vivir conmigo en el ático de Foxckrawens y lo más extraño de todo es que sus padre no habían puesto ninguna objeción. Sospechaba que había empleado la coerción con ellos; uno de los dones de nuestra especie, la raza vampírica.
 Volví a concentrarme en mi reflejo. Tenía en la mano derecha unas tijeras de cocina y en la otra un mechón de mi precioso cabello negro, el cual había perdido su brillo, como el resto de mi ser. Estaba harta de vivir así; atormentada y llena de preguntas. Eso no significara que me hubiera rendido en mi búsqueda, solo que me había cansado de seguir luchando.
 Suspiré con resignación y apreté los ojos con fuerza, ya que me daba miedo ver lo que estaba a punto de hacer.
-A la de una… -conté, acercando la tijera hasta que mi pelo quedó atrapado entre las dos hojas que la formaban;- a la de dos… -cerré un poco el objeto y apreté aún más los ojos- y a la de…. ¡tres!
-¡No!
 De un manotazo, Betsi me arrancó las tijeras de la mano, que salieron volando hasta quedar clavadas en la pared, con una ligera vibración. Ambas nos quedamos mirando el punto donde las tijeras habían quedado enganchadas y posteriormente, desvié los ojos, hasta dedicarle un mirada llena de odio, a la que se suponía que era mi mejor amiga.
-¡No vuelvas a hacer eso! –dije entre dientes, desencajando las tijeras de la pared. Habían dejado un agujero, ahí donde se habían clavado.
-Y tú deja de intentar cambiar tu lock, ya pareces una pobrecita, no quieras parecerlo aún más –soltó, quitándomelas de la mano.
 Una espinita que hacía tiempo que llevaba clavada en mi corazón, se adentró aún más al escucharle decir tal cosa. Sabía que ella también lo estaba pasando mal; pero su dolor no era comparable al mío y no podía pedirme que la entendiera, sin que ella me entendiera a mí primero.
  Sin mirarla si quiera, pasé junto a ella, dándole un golpe en el hombro y dirigiéndome hacia mi habitación. El cuarto de baño conectaba mi habitación y la de Caleb; pero hacía tiempo que la otra puerta había quedado cerrada. Me asomé por la ventana. Aún era de día, pero el Sol no tardaría en ponerse. Odiaba el verano, los días eran demasiado largos.
  Noté la presencia de mi amiga tras de mí, pero no me di la vuelta. Cerré los ojos y suspiré, haciendo acopio de mí fuerza para no derrumbarme de nuevo.
  Betsi suspiró y lo próximo que escuché fue la puerta cerrarse. Odiaba esa situación, pero supongo que cuando tu cuerpo se marchita y se cansa de seguir lleno de luz, es lo que pasa; que todo a tu alrededor pierde el sentido. Muchas veces había llegado al desesperado pensamiento de acabar con todo y dejar de sentí  nada; hacer un hechizo y hacer que todo dejara de importarme y simplemente vivir. Pero… ¿qué clase de vida sería esa? La vida consiste en sentir, en vivirla, como su propio nombre indica. Estaba claro que no todo iba a ser siempre color de rosas y mi vida los últimos meses era negra, sin un atisbo de brillo o luz que me iluminara el camino; pero si olvidaba por qué estaba luchando… caavaría convertida en un monstruo y no podía hacerle eso. No a él.
-Está bien, se acabó.
  Pegué un bote en el sitio. Betsi seguía encaramada a la puerta de brazos cruzados. No me cabía duda que había mejorado en su destreza vampírica mientras que la mía me abandonaba en cada momento. Era como si cada paso en el que yo me marchitaba, ella se hiciera mucho más fuerte. Estaba orgullosa de ella, aunque la mayoría de las veces me tocara tanto la moral.
-Joder, que susto… -suspiré, llevándome la mano al corazón, que me palpitaba a toda velocidad.
-¿No te estás dando cuenta? Esto no puede seguir así –medio gritó, señalándome con la mano de arriba abajo.
-¿El qué? –me aventuré a preguntar, a pesar de que sabía perfectamente a lo que se refería.
  Ella cogió aire y lo soltó, emitiendo un ruidito de frustración a la par que se giraba para no mirarme a la cara.
-¿El qué? ¿El qué? –me imitó, poniendo una voz que nada tenía que ver tenía con la mía.- ¡Todo, joder, todo! Cada vez vas a peor. Han pasado siete meses Thessa, ¡siete meses! Y no has mejorado nada.
 *Siete meses* La palabra me golpeó como un bloque de hormigón y tuve que sentarme sobre la cama, si no quería caerme de bruces al suelo.
-Siete meses… -susurré, como si no me hubiera dado cuenta de ello; como si el tiempo se hubiera vuelto a poner en movimiento, después de tanto tiempo sin funcionar.
  Una gota de agua corrió por mi mejilla hasta precipitarse sobre mi muslo desnudo. A veces, el mundo gira a tu alrededor y tú no eres consciente de ello, por eso cuando de repente vuelves a la realidad, ésta se topa contigo de golpe. Eso me pasaba a mí. Me encerraba en una burbuja de aire donde no dejaba entrar a nadie; ni tan siquiera a Betsi, que se suponía que se trataba de mi mejor amiga. Ella trataba de empujarme fuera, pero por más que lo intentaba, yo no paraba de oponer resistencia, esperando a que me sacara esa persona, que no había vuelto a ver.  No sabía si seguía con vida, pero me aferraba a esa idea poniéndome la excusa de que si él hubiera muerto yo lo habría sentido, aunque ¿qué más dolor del que ya estaba sufriendo? ¿No era aquella suficiente señal?
-Thes… cielo…
  Betsi se sentó en la cama junto a mí y me abrazó con delicadeza. Su contacto frío me produjo un escalofrío, pero era reconfortante saber que había alguien en la que todavía podía confiar. Dejé caer mi cabeza sobre su hombro.
-Thes… tú no eres así. ¿Qué ha sido de la Thessa que yo conocí aquel día en el instuto? –Pasó una mano por mi pelo enmarañado, intentando acariciarlo sin que sus dedos se quedaran atrapados allí.- La sutil y borde Thessa que me soltó una bordería como saludo el primer día de clase.
  Sonreí con  nostalgia al recordar nuestro primer encuentro.
¨-Tú debes de ser la nueva ¿verdad?

Una chica, vestida  de negro, se puso delante, cortándome el paso. Tenía el pelo tan corto como un chico y dos pircing; uno en la ceja y otro atravesando su labio inferior pintados del color de la sangre.

-Vaya, ¿cómo lo has adivinado? -inquirí con ironía.

-Pues.... tu cara no me suena y no creo haberte visto por aquí -contestó mirándome de arriba a abajo detenidamente- me sonarían tus botas, son una pasada.

-Sí, soy nueva. Gracias.

La esquivé para continuar mi camino y alejarme de ella. Lo que menos me apetecía era hacer ¨amiguitos¨ nuevos. Cada vez que conocía a alguien, tenía que irme a otro lugar. Esta vez no pasaría.

La chica, al parecer no pilló mi indirecta de ¨déjame sola, no quiero conocerte, no me interesas, ¡largo!¨, si no que se tomó mi marcha como una invitación a seguirme.

-Soy Betsi, por cierto, ¿tú eres?

-Theressa. Mis amigos me llaman Thessa, Thessi, Thess.... pero como he dicho, mis amigos.¨

 Al recordar aquel momento, me pregunté por qué, después de haber sido tan borde con ella, había decidido ser mi amiga. La miré de reojo, sonriendo, al borde de la carcajada mientras que las lágrimas surcaban mis mejillas, y pensé en lo mucho que había cambiado ella también. Su pelo seguía siendo rojo, pero ya no era tan corto. Tiempo atrás la convencí para que se lo dejara largo y tras mucho insistir conseguí que lo hiciera. No lo tenía tan largo como yo, pero sí tenía una media melena de un rojo intenso precioso que le hacía un bonito contraste con su piel pálida. El pendiente de su ceja había desaparecido y el aro de su labio había cambiado de lugar para quedar situado justo en el medio adornado con una bolita negra.
Mi amiga me miró extrañada, con el ceño fruncido, pero sonrió.
-¿De qué te ríes si puede saberse? Yo también quiero.
Me encogí de hombros y contesté:
-De nada, solo me estaba acordando del día en el que nos conocimos y me preguntaba cómo después de haber sido tan gilipollas contigo no decidiste largarte. Yo me habría pegado un puñetazo en la cara.
-Oh… -exclamó, mientras asentía con efusividad- lo pensé créeme, pero como ya te dije esas botas eran una pasada.
 Ambas nos echamos a reír a carcajadas.
-¿Sabes? –Dijo con un tono de voz suave- Hacía tiempo que no sonreías.
  Miré con nostalgia la puerta que daba al cuarto de baño; y me imaginé a mi mejor amigo, a mi hermano, al que incluso había llegado a ser algo más que un simpe compañero… a Caleb, saliendo por aquella puerta y correr a darme un abrazo. Muchas veces lo había imaginado y había evocado su recuerdo. El recuerdo de sus abrazos y sus bromas, de su cálida mirada y sus regañinas. Esos pensamientos me hacían feliz; pero solo eran imaginaciones.

Betsi tenía razón; hacía tiempo que había dejado de sonreír.

5 comentarios:

  1. Ay jooo de verdad, volver a leer SIN NOMBRE es una gozada, de verdad. Te lo he dicho una y mil veces ya pero es que esta novela es de las mejores que he leído nunca y seguire siendo una fiel seguidora ya lo sabes y a partir ahora me toca darte la tabarra un. poquito...
    QUIERO SABER QUE PASA CON CALEB! No puedes dejarme así, no seas mala. Sé que no podrás subir muy seguido pero aun así esperare los capitulos con muchisimas ganas! :)

    ResponderEliminar
  2. MADRE DEL SEÑOR! Echaba muchisimo de menos la novela :( Se nota que Thessa ha cambiado mucho por lo que paso con Caleb y madre mia.. Espero que vuelva a ser la misma por que era la ostia. Y a ver si empieza a buscar a Caleb que me estoy impacientando.
    Un comienzo genial. Sube pronto por favor! Un besazoo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya sé que los echabas de menos, por eso he empezado ya jajaja la verdad es que yo también los echaba de menos a los personajes :)
      No te preocupes, pronto Thessa estará dando caña como antes

      Eliminar
  3. AAAAAAGHHH MUEROOOO!!!
    Por esto te quierooo Jaja
    por fin , no sabes cuanto llevó emperandola, con mucha ansiaaaaa
    Mi caleb... Mi pobre caleb, de seguro va ser una pasada está temporada, nos dejaraas con la mandibula en el los suelos, sube prontito o me suicidio (sin presiones) Jajaja sube cuando puedas, suerte con la universidad un besoo de una fiel lectora

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Nooo no te me suicides por dios jajajjaja no quiero :(
      Sorry pero no voy a poder subir muy de seguido ya sabes que a penas tengo tiempo, pero espero que os merezca la pena la espera :)

      Eliminar